Las mejores estrategias y técnicas de defensa personal funcionan igual de bien para hombres y mujeres, pero desgraciadamente las mujeres realmente las necesitan porque soleis ser más vulnerables que los hombres.
Las estadísticas indican que una de cada tres mujeres seréis víctima de algún tipo de ataque violento en vuestra vida. Las mujeres también sufrís más casos de acoso verbal y sexual.
Aunque la mayoría de los cursos de defensa personal para mujeres se centran en las habilidades para destruir a un atacante de manera rápida y eficiente, tener la capacidad de poder defenderte tu misma también debe incluir técnicas para evitar que una confrontación se vuelva física.
Aprender a alejarse de una amenaza puede no parecer tan emocionante como arrancarle el corazón a un atacante, pero como dicen en todas las clases de principiantes, evadir un ataque es casi siempre superior al bloqueo de un ataque.
Toma clases de defensa personal femenina
Este sería mi primer consejo: «toma clases de autodefensa para mujeres». Y que sean impartidas por un profesional. No hay nada mejor que alguien que sebe de lo que habla te guíe.
Por mucho que puedas leer y aprender por internet, una situación peligrosa es completamente distinta a como te la imaginas. Y un curso presencial para aprender a defenderte tu mismo siempre es la mejor opción.
Aun así, voy a darte algunos consejos por si te ves en alguna situación peligrosa antes de empezar a tomar las clases de autodefensa femenina.
Confía en tus instintos
Demasiadas mujeres se apuntan a una clase de defensa personal después de haber sido asaltadas. Cuando cuentan lo que les pasó, a menudo dicen lo mismo: «Tenía este mal presentimiento, pero me dije que no debía ser paranoica» o «Sabía que no debería haber ido, pero no quería que mi marido/novio/pareja se sintiera ofendido».
Si no te sientes segura, probablemente es porque no lo estés, esa es la conclusión.
Muchas mujeres han sido condicionadas a ignorar la vocecita que les dice que se están en problemas. Tu instinto es el mejor detector de peligro. La próxima vez que escuche esa vocecita, escucha lo que está diciendo.
No seas un objetivo fácil
No te conviertas en un objetivo accesible. El resultado de una pelea, a veces, se sabe antes de que se dé el primer golpe. Si tienes la oportunidad de escapar de una situación antes de que se ponga chunga, hazlo.
Si una persona que se acerca a ti te da mal rollo, camina hacia el otro lado de la calle. Si se abre la puerta del ascensor y el tipo que está dentro hace que los pelos de la nuca se te ericen, espera el próximo ascensor.
Esas acciones no son cobardes; más bien, son una forma inteligente de eliminar el peligro. Es algo que todos debemos hacer. Yo mismo lo hago.
Eso no es de cobardes, es de inteligentes.
Actúa con confianza
Ten conciencia del mensaje que su cuerpo envía a quienes lo rodean. Al igual que los animales, los depredadores humanos atacan a aquellos que consideran los más débiles o más vulnerables.
Los atacantes buscan mujeres que parecen asustadas, confundidas o distraídas. Buscan mujeres que caminan con la cabeza agachada y las manos metidas en los bolsillos o distraída por los niños.
Recuerda que los atacantes no quieren provocar una pelea. Quieren una marca fácil. Al caminar con confianza y seguridad, mirando alrededor y manteniendo la cabeza erguida y los hombros hacia atrás, reduces drásticamente la posibilidad de convertirte en un objetivo fácil.
Mantén una distancia segura
Todo el mundo tiene una zona de confort o espacio personal. Cuando un agresor entra en esa zona, te sientes incómoda porque sabes que necesitarías ese espacio si tuvieras que atacar o huir.
Debe tratar de mantener aproximadamente una distancia de más o menos tu brazo extendido entre el agresor y tú. Si él comienza a acercarse, necesitas usar límites verbales. Si aún no se aparta, es hora de ponerte firme.
Utiliza el elemento sorpresa
La mayoría de los atacantes asumen que no puede defenderte. Por lo tanto, debes aprovechar el elemento sorpresa.
Si te ves envuelta en una conversación, tienes la oportunidad de usar habilidades verbales y una postura de no confrontación para tentar al agresor a que baje la guardia.
Si te agarran por la espalda, debes responder de inmediato. Sea como sea, empezar la pelea puede sorprenderlo y aumentar tus posibilidades de dar el primer golpe.
Mantén tu técnica de pelea simple
Uno de los principales efectos de una liberación de adrenalina es la pérdida de habilidades motoras finas. Esto significa que los gestos más simples, como sacar las manos de los bolsillos, pueden ser mucho más desafiantes.
Y las probabilidades de que hagas un perfecto bloqueo conjunto o una patada alta disminuyen rápidamente. No importa qué arte marcial practiques, aprende técnicas básicas y cíñete a ellas en un escenario de defensa personal.
Si estás pensando en clases de defensa personal para mujeres, una buena idea es que busques alguna que te enseñen kickboxing para mujeres. El kickboxing es simple y efectivo. Puede ser una muy buena base para que una mujer aprenda autodefensa.
Nada ha acabado hasta que estés segura
La lucha no termina hasta que la amenaza ya no existe. Por lo tanto, debes darlo todo en la pelea. Debes estar al 110%. Si te defiendes y luego te detienes, renuncias a la ventaja inicial que tenías al usar el factor sorpresa.
Una vez que tu oponente sabe que puedes pelear, se vuelve más difícil para ti ganar. Para sobrevivir (de esto es de lo que se trata), debes continuar tu ataque hasta que sea seguro dejar de golpear y escapar.
Cómo ya te dije al principio: «hay que evitar la pelea a toda costa». Y si no puedes evitarla, intenta que dure lo menos posible. Esto no es una competición con jueces y reglas. Esto es la vida real.
Si quieres probar de que eres capaz, compite en kickboxing femenino. Una pelea en la calle puede acabar muy mal.